Junio 2022 - Institucional

Consejos para un manejo integral de la fertilización en trigo

Los brinda Bruno Del Cantare, especialista de la gerencia de Desarrollo de YPF Agro.

Por Bruno Del Cantare

Gerencia de Desarrollo Técnico - YPF Agro

 

Para hacer un correcto diagnóstico de la necesidades nutricionales de un lote de trigo, lo primero que hay que conocer es dónde estamos parados. Es decir, cuantificar la oferta nutricional en ese lote o ambiente puntual. Para ello es indispensable realizar una buena caracterización ambiental, que incluya el análisis de suelo. 

Desde YPF Agro, con el servicio SUMMA, ofrecemos una caracterización ambiental intensiva, que nos permite obtener una radiografía muy completa del lote. A través de un muestreo en grillas, se toman 2 muestras compuestas por hectárea, lo cual nos permite captar la gran variabilidad espacial que pueden tener nutrientes como el P y en algunos casos Zn.

Se pasa también una rastra Veris, que nos brinda el dato de CE aparente, que sabemos correlaciona muy bien con parámetros como la textura del suelo. Se elabora también un mapa de altimetría, que nos permite tener una idea de la profundidad de la napa. Y se complementan con imágenes de NDVI y mapas de rendimiento, si los hubiese. 

Sabemos que los nutrientes más deficientes para el cultivo de trigo son, en mayor medida, N y P, aunque en algunos casos también S. Y se está viendo, sobre todo en los últimos años, buena respuesta en algunas zonas a Zn. 

Para el caso del N, para cuantificar la oferta se recomienda tener en cuenta los datos de N-NO3 inicial en presiembra, de 0-60 centímetros, el efecto de cultivo antecesor, y el dato de potencial de mineralización (que podemos estimar mediante el Nan). 

Al ser un nutriente móvil, debemos focalizarnos en los requerimientos del cultivo para entender la demanda, ya que la dosis dependerá del rendimiento objetivo. 

Una vez estimada la oferta y demanda de N por parte del cultivo, podemos realizar un cálculo de la dosis de N a aplicar. 

Para la elección de la fuente, generalmente se analiza la relación costo/kg de N a aplicar, por que entendemos que la fuente no reemplaza a la dosis, aunque sabemos que en ciertos casos y circunstancias, puede variar de acuerdo a la forma de aplicación y logística disponible. 

Además, lo ideal es ir monitoreando la oferta y demanda del cultivo a lo largo del ciclo, con distintas herramientas que tengamos disponibles, para ver si hay que efectuar alguna corrección y/o ajuste de dosis. 

En cuanto al momento de aplicación, sabemos que la demanda de N por parte del cultivo de trigo comienza a ser importante a partir de macollaje. Por ende, lo ideal es hacer coincidir la máxima oferta de N con el momento de mayor demanda.

El momento dependerá en general de la posibilidad de precipitaciones intensas que pueda existir entre siembra y macollaje, para no tener pérdidas por lixiviación (en caso de poner toda la dosis al arranque), y de la probabilidad de estas sucedan hacia inicio de macollaje que nos permitan la incorporación, en caso de refertilización. 

Lo que se suele hacer, para diversificar momentos y riesgos, es dividir la dosis entre siembra y macollaje.   

Por último, y como recomendación, siempre conviene tratar de dejar en cada ambiente franjas testigos sin N y con doble dosis, para de esa forma construir curvas de respuestas y poder conocer la DOE para cada ambiente. 

En cuanto al P,  al ser un nutriente no móvil, debemos focalizarnos en la oferta del suelo, sabiendo que el umbral crítico para trigo está entre 15-20 ppm. Con el dato P-Bray a 0-20 centímetros que nos brinda el análisis de suelo, tendremos un buen indicador de la probabilidad de respuesta, o no, a la fertilización fosfatada, según se encuentre por arriba o debajo de dicho umbral.

Respecto a la fuente, para la elección generalmente se analiza el costo/unidad de P aplicado. En situaciones donde el aporte se hace con el “arrancador”, también se tiene en cuenta la fuente que nos permita armar la mejor mezcla para una nutrición balanceada. 

La dosis y momento dependerá del nivel de P-Bray que tengamos en ese ambiente, y del criterio de fertilización fosfatada que queramos emplear: suficiencia o reconstrucción y mantenimiento. 

Cuando se trabaja con este último criterio, por lo general las dosis a aplicar son más elevadas, con lo cual una buena estrategia a emplear son los voleos de P presiembra, generalmente con la fuente más económica por unidad de P, reponiendo por extracción, más un porcentaje que nos permita levantar los niveles de P de ese ambiente hasta un valor igual o mayor al umbral crítico. 

Esa dosis adicional para “levantar” dependerá del tipo de suelo, y puede variar de 2 a 5 kilos de P por cada 1 ppm que se quiera elevar. 

Por otro lado, el criterio de suficiencia es satisfacer la demanda del cultivo en base a dosis de respuesta que se ajustan según los niveles de P Bray del suelo. Al ser dosis menos elevadas, pueden aplicarse por lo general al arranque del cultivo, con alguna mezcla balanceada que nos pueda aportar también algo de S y Zn. 

Sabemos que una nutrición bien balanceada tiene por lo general mejores efectos que los beneficios que podemos obtener con cada nutriente por separado. 

Finalmente, una cuestión importante a tener en cuenta con P (y que puede aplicar también al S) es el efecto residual que tienen estos nutrientes, con lo cual, al momento de planificar la dosis a aplicar en trigo, podemos considerar la secuencia de doble cultivo, por ejemplo trigo/soja, de forma tal que apliquemos la dosis para cubrir los requerimientos también del cultivo siguiente en la rotación. 

Desde YPF Agro, en lo que respecta a la nutrición de cultivos, tenemos nuestra propuesta integral de productos y servicios, de la mano del “proyecto SUMMA”, que va desde la caracterización ambiental intensiva, pasando por diagnóstico y prescripción, hasta entrega capilar de la mezcla y servicio de aplicación, cerrando con el análisis económico. 

Nuestra estrategia es que cada distribuidor de nuestra red, en su área de influencia, ofrezca y lleve adelante el proyecto, centrado fundamentalmente en el armado de mezclas físicas, que se adapten a los requerimientos de cada ambiente y cultivo, para atender a todas las zonas donde estamos presentes. 

Creemos que, con este modelo, cubrimos todos los aspectos referidos a la nutrición de cultivos, de manera tal de poder ofrecer al productor alternativas de productos y servicios para manejar la fuente, dosis, momento y lugar correctos de aplicación. ©

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